El usar aparatos electrónicos se ha convertido en un elemento permanente en las rutinas de la familia y en algunos casos los padres muestran dependencia a estos disminuyendo la comunicación y compartiendo menos las experiencias personales. Así mismo sirven de modelo a los niños imitándolos, generando la misma necesidad. (Rowan 2007).
Los padres se conectan a los aparatos mientras están comiendo y conectan a los niños al t.v. o al i-pad para facilitar la alimentación, perdiendo tiempo valioso para compartir. Al estar distraídos con estos aparatos les quitamos la oportunidad de desarrollar la función ejecutiva (empezar y terminar una actividad), la atención y destrezas de coordinación al comer.
Los niños y los adultos comparten relaciones con una atención dividida y fragmentada lo que hace difícil estar realmente presente con el otro, en especial con los pequeños que requieren y necesitan la atención de sus padres.
Los niños pueden perder interés en otro tipo de actividades que no son tan estimulantes visual y auditivamente como el comer, las tareas y los cuentos.
Se generan dificultades en las competencias sociales al permanecer mucho tiempo frente a los aparatos electrónicos.
Los estudios demuestran que los niños dependientes al juego son más rebeldes y se les dificulta seguir normas y límites familiares. Participar en juegos violentos aumenta la agresividad en los niños y los sobre estimula.
Se considera que el uso de las nuevas tecnologías de manera no apropiada en relación con los niños ¨es un problema de salud pública¨. (Cris Rowan)




